Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 28 de noviembre de 2011

ANTIGUA Y NUEVA TARAHUMARA: DEL ABANDONO A LA ESPERANZA



                                                    Por Federico Osorio Altúzar

La puesta en marcha, el pasado fin de semana, del tramo carretero de San Juanito a Uruachi, pasando por Basaseachi, es señal de arranque para hacer de la  sierra de Chihuahua un escenario digno de vivir y convivir, con arreglo a normas de un código democrático en donde no haya lugar para el abandono económico, la desigualdad étnica y la enajenación política.
“Palabra cumplida”, exclamó  César Duarte en la ceremonia con la que refrenda el mandatario su promesa de campaña, expresa con hechos tangibles los beneficios de la planeación y hace honor a su vocación municipalista: convertir al Estado en baluarte de prosperidad, progreso compartido; de fe y esperanza en un futuro mejor.
Almacén de oportunidades, no sólo de tempestades, es la Sierra Tarahumara. Es reserva no sólo ecológica sino eminentemente humana. Si bien en el remoto pasado  fue tierra de misiones y enclave de solaz y de riqueza efímera, hoy en día es página en blanco en donde podrán inscribirse los caracteres de su potencial grandeza y noble señorío.
El gobernador Duarte Jáquez ha tomado bajo su inmediata responsabilidad asumir el papel de sembrador de esperanzas ciertas en aquel  vasto enclave de marginación y pobreza extrema en más de un municipio y ranchería. Testigo ocular desde tiempo atrás, como él mismo lo acaba de expresar, sabe de las condiciones infrahumanas de sus coterráneos en condiciones de aislamiento, desamparo y soledad social.
Es conocedor, y de primera mano, acerca de lo que significa vivir en las lóbregas montañas, en las profundas barrancas pobladas de olvidos sin fin y en silenciosos parajes sin caminos, sin comunicación y sin auxilios médicos. Sabe, y no de oídas,  de que los “ayes” de dolor por la enfermedad y el hambre, por la injusticia, el vicio y la ignorancia, sólo adquieren sentido de reclamo y denuncia,  si llegan a quienes tienen el deber jurídico y político de escuchar; es decir, si hay formas, medios y conductos para hacerlo. Y sobre todo, si hay disposición y cumplimiento por parte de la autoridad para hacerse eco de las inconformidades y asumir, así, plena responsabilidad.
Las vías carreteras, bien lo saben aquellos que son los usuarios, sirven como rutas para movilizar personas, bienes y mercancías. Por ellas van y vienen seres humanos y productos. Contribuyen a la movilidad económica y social. Facilitan el traslado de médicos, maestros y recursos auxiliares para el cultivo del campo y la labranza del espíritu.   Bien administradas despejan de “malandros”, de comerciasntes del vicio y la destrucción. Inhiben a los autores de ilícitos de toda laya. Coadyuvan a la convivencia en paz y certidumbre. 
 Chihuahua es más, mucho más, que la Cascada de Basaseachi y más también que las Barrancas del Cobre y los divisaderos desde las alturas de Creel.  Es almacén, ciertamente, de oportunidades. Reserva, a fin de que las inversiones resulten florecientes no sólo para los profesionales en exploración, explotación y aprovechamiento del subsuelo y de los bosques, sino para que toda actividad, con genuina  vocación humana, contribuya a redistribuir con justicia y equidad beneficios reales en la construcción de un entorno en donde las escuelas cuenten con bibliotecas, las clínicas con médicos y medicinas; los comercios, satisfactores alimentarios y no insumos nocivos para la salud física y mental. Y con el propósito de que obreros, profesionistas y jornaleros; productores agrícolas y dueños de ganado reciban los beneficios del bienestar a la luz de la nueva seguridad jurídica, pública y social que hoy en día se anuncia y se proclama.