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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







jueves, 22 de septiembre de 2011

HUERTOS Y FRUTALES POR NARCOCULTIVOS EN LA TARAHUMARA. UN MODELO A SEGUIR





                                                          Por Federico Osorio Altúzar

Una luz en el largo túnel de la intimidación y la criminalidad brilla al final en la remota y marginada Tarahumara. Por cuatro décadas los gobiernos del Estado la dejaron en el más despiadado de los abandonos a merced de taladores de bosques, aventureros de toda laya y a explotadores de minerales, verdaderos saqueadores criollos y extranjeros.  
Afortunadamente, como en el caso del enfermo en condición de agonía (lucha por sobrevivir en sentido etimológico) los pobladores  de ocho municipios serranos (“La Jornada”, 21-09-11) y sus gobernantes se han unido para hacer oír por enésima vez su queja  ante la máxima autoridad estatal representada ahora por el gobernador César Duarte.
Tierra de nadie por la falta de políticas públicas en el decantado capítulo de las inversiones con sentido social, el ostensible vacío fue llenado por los cárteles de la droga en las “mesas” y barrancos del otrora dominio de tarahumaras, pimas y gurajíos, convertido en propiedad privada para sembrar estupefacientes, almacenarlos y comercializarlos en gran escala.
Sin embargo, da comienzo, así parece, la buena hora de la Tarahumara. Enferma por la marginación de sus políticos, convertida en retenes de militares en vez de contar con apoyos crediticios y programas educativos y médicos, comienza el capítulo de la transformación, de la recuperación y de una vida nueva para sus pobladores. Un estilo de vida interrumpido en lo que se refiere a seguridad. Un estilo de vida, sin romper con ancestrales usos y costumbres de convivencia y hospitalidad, de ingreso a la  modernización. Una era de paz productiva con huertos frutales familiares y hortalizas comunales.
Así, en la Tarahumara,  igual que en las zonas marginadas de África, en el último tercio del siglo anterior (con asistencia del Estado de Israel),  se hizo realidad el ideal de la cooperación agrícola con ayuda técnica y con inversiones de la comunidad internacional para sacar a la población de la miseria, también ahora en la Tarahumara bien podría ensayarse el modelo de producción agrícola para extirpar, en este caso, los narcocultivos de una vez por todas y sustituirlos, a través del trabajo organizado, con programas novedosos que incluyan carreteras y caminos vecinales, con escuelas tecnológicas y medios de información. (La idea de una radiodifusora vuelve a renacer)
Morelos y Chínipas, Guachochi y Urique, Batopilas y Moris son municipios de la Tarahumara por ahora beneficiados, entre otros.
Pérez Campos, presidente municipal del último municipio citado, abandera programas audaces de huertos limoneros y naranjos, de aguacates; de frutas y legumbres. Asimismo, de viveros en las mesas que colindan con el Estado de Sonora y lugares de esparcimiento turístico, a fin de hacer de la región serrana en aquellos límites con Sinaloa y Durango, zonas paradisíacas en donde la convivencia y el esparcimiento suplan con creces el terror, el amedrentamiento y la zozobra. 
Bien por la noticia. A un año de formular compromisos y ofrecer cambios a fondo en Chihuahua, en todo Chihuahua, por parte de César Duarte al asumir la gubernatura, hay resultados tangibles, esperanzadores.
 Bien por los gobernantes de los ocho municipios de la Sierra Tarahumara. Se gesta un modelo, a nuestro modo de ver, pionero, que puede llevarse a otras zonas marginadas del país. Bien por los lugareños comprometidos con sus gobernantes, el mandatario estatal a la cabeza. Y bien por México, en cuyas entrañas la lucha por el poder político corre el riesgo de convertirse en botín del crimen organizado.
Y bien, para efecto de promover electoralmente a  la Presidencia al mejor candidato, y para elevar a la nación el sitio que tuvo como en tiempos del extinto mandatario, don Adolfo López Mateos.