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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 7 de marzo de 2016

SEGOB: DESARROLLO Y BIENESTAR PARA LOS YAQUIS

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Se anuncian buenos tiempos para la tribu Yaqui.  Hay punto final a  los últimos  años de incertidumbre y acoso a dirigentes y miembros de los pueblos indígenas, tras los Acuerdos de Vicam y ahora con el retorno al Estado de Derecho temerariamente en desacato hasta el pasado 2015.
Una vez recobrada la confianza en las leyes que imperan en la Entidad y puesta la fe en las normas supremas de la Constitución de la República, la comunidad vuelve a la convivencia y al régimen de bienestar a que tiene legítimo derecho.
Eligió en un clima de paz y armonía, hace poco, a sus representantes con arreglo al ordenamiento que los gobierna, según el esquema de usos y costumbres establecido.
Vuelven, así, los días y los años anhelados para un pronto restablecimiento en las diferentes materias que se refieren al crecimiento y desarrollo social, particularmente a la salud, la educación, así como a la validación de los derechos a la habitación, al trabajo organizado. En suma, al estado de bienestar en términos generales.
La presencia del alcalde de Cajeme, Faustino Félix Chávez, en el encuentro al que fue invitado por las autoridades tradicionales, en Cocorit, marca un avance más en la política que promueve el gobierno estatal para reunificar a todos los grupos y sectores de la sociedad.    
Ante la SEGOB, autoridades tradicionales de la Tribu Yaqui proponen, a su vez, formalizar un convenio para el desarrollo sustentable de la comunidad indígena. El tema del agua resurge en toda su amplitud. La demanda de equidad, justicia y buena voluntad es, en suma, para las etnias de todo el país, sin distinción alguna. Está, así pues, por encima de matices ideológicos y de propaganda electoral.    
Entre los programas a emprender, o bien para dar seguimiento, están los relativos a dotación de agua y de energía eléctrica en condiciones óptimas, dado el déficit acumulado en estos servicios básicos para la subsistencia y la convivencia idónea entre las comunidades indígenas.
Bien se sabe que el satisfactor disponible en los pueblos asentados a la vera del Río Yaqui conlleva elevados niveles de magnesio. A esto se añade el desdén con el que se ha tratado el problema, convertido ya en flagelo que incide en la proliferación de un sinfín de enfermedades. Lo mismo ocurre en agrupaciones asentadas en Chihuahua, Jalisco y Yucatán.
Los conductos que llevan energía eléctrica requieren, asimismo, de minuciosa atención y mantenimiento. Y está a la vista  la necesidad de sustituir, con urgencia, transformadores en Loma de Guamúchil y otras congregaciones, pues no hay que olvidar que los fantasmas humanos hacen de las suyas al amparo de las sombras y la oscuridad.
Por último, la recreación deja de ser un lujo cuando se toma en cuenta que la educación integral consiste en cultivo del cuerpo y del intelecto, del organismo y de la mente. En forma conjunta, paralela,
Las unidades deportivas representan, además, un complemento formativo entre niños, adolescentes y jóvenes, con el propósito de inducir hábitos y costumbres, alejados del vicio en todas sus formas y modalidades.  Los placeres del cuerpo tienen vías de expresión en el ejercicio físico, en la competencia sana y el fortalecimiento de una existencia capaz de encontrar en el entretenimiento los más elevados satisfactores.
La política con sentido democrático implica que el gobierno, en efecto, sea de todos, con todos y para todos.

Ciertamente, hay tela suficiente de donde cortar a fin de que los yoris, yoremes, tarahumaras y lacandones, recobren la fe y la confianza en las instituciones públicas vinculadas con el bienestar y el desarrollo social.