Hay de paradojas a paradojas.
Un ejemplo: barruntos de huelga, por enésima ocasión, en la Universidad de Sonora
(UNISON), mientras se encuentra en marcha el Centro de Educación Continua
(CEC-Cajeme) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), cuya dirección corre a
cargo del Lic. Mario Saucedo Gómez. Por cierto, se comunica ahí, en estos días,
la impartición, en local habilitado, del curso “Formulación y evaluación de
proyectos productivos”.
Paro de actividades
académicas, por una parte, en la principal casa de estudios, y por otra,
actividades en el susodicho Centro con arreglo al cual se hace posible la
actualización permanente de egresados en alguna profesión determinada. Se
cumplirán 45 años, en breve, de la creación de este sistema de enseñanza a
iniciativa de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Ciertamente, nada ni nadie
podrá impedir a docentes y trabajadores manuales hacer valer sus derechos en lo
tocante a ingresos y prestaciones por concepto de los servicios que prestan: en
este caso, a la institución que imparte enseñanzas con la finalidad de cimentar
la grandeza de la sociedad de la que es cabeza pensante.
No obstante, hay caminos
previstos en la ley laboral y en la normatividad orgánica interna, en cada
centro de enseñanza, con el objeto de plantear las demandas y resolverlas por
medio de la negociación y los acuerdos. En un país pobre en conocimientos,
formación de técnicos y especialistas, donde la precariedad material va de la
mano con la precariedad profesional, la educación está, debiera estar, por
encima de cualquier propensión, gremial o sindical que la obstruya o la
interfiera.
No todo está en agonía, sin
embargo, bajo el supuesto de que la esperanza es lo último que habría de
perderse. Por fortuna, en el Estado, abrumado por contradicciones y paradojas,
se anuncia la actividad del Centro de Educación Continua (CEC-Cajeme) en la región
por hoy víctima de los ciclones naturales y los vendavales del autoritarismo y
los yerros de aprendices en el arte de mandar.
Mucho se espera del modelo
educativo en cuestión (la
Educación Continua ), precisamente ahora, cuando la confrontación
arrecia cada vez más y más amenaza con hacer efectos nocivos en zonas y
regiones del país donde la marginación social y cultural, la pobreza convertida
en miseria y la ignorancia prosperan apoyados en la prepotencia de caciques y
la arbitrariedad de compradores de conciencias.
Michoacán, Jalisco y
Zacatecas; Guerrero, Oaxaca, Tabasco y Chiapas, son ejemplo de cómo se quiere
dar vuelta a las manecillas de la historia y de cómo se trata de hacer girar la
brújula del poder hacia el pasado, conculcando cambios hacia el progreso y el
bienestar.
No caerán los beneficios
buenamente de las alturas, como maná celestial. Todo es posible si se implantan,
se abren expectativas de crecimiento y desarrollo por medio de la información y
la impartición de enseñanzas nuevas e innovadoras, orientadas a la creatividad
y a la libertad, con inéditos propósitos, proyectos e iniciativas.
Hoy los retos están a la
vista. Para no ir muy lejos está latente el choque de la reacción contra la
renovación, la pugna visceral contra la Reforma Educativa
en ciernes. El acoso a las instituciones desde el poder público es de suyo
inquietante, por no decir presagio y anticipo de impredecible violencia y
desestabilización.
El Centro de Educación
Continua (CEC-Cajeme) en este piélago de incertidumbre y desconfianza, es una
ventana que se abre a la racional convivencia por la vía de la formación de
ciudadanos y dirigentes públicos con vocación de servicio y dispuestos a
renovar y actualizar su saber, destrezas y conocimientos.