Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 9 de octubre de 2017

DÍAS DE INFORMAR: ¿PROMESAS INCUMPLIDAS?

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Llega el turno a mandatarios estatales y municipales a fin de enterar a los ciudadanos acerca de lo realizado en el último año de sus administraciones y apuntar a lo que falta por efectuar en el resto de su desempeño.
En estos días de adversidades, la evaluación de las políticas públicas adquiere un significado que va de la apatía a la indignación social, del conformismo a la denuncia por aquellas conductas irresponsables en el manejo de los asuntos de la población.
Habrá sin duda reseñas o relatos de promesas cumplidas en los rubros principales del bienestar: escuelas y hospitales, viviendas, seguridad y empleo, etcétera.
Pero también habrá repeticiones al infinito sobre obras no realizadas, incumplidas promesas que se las lleva el viento con facilidad.
En Chihuahua, a un año de haber asumido el poder político, Javier Corral Jurado, panista, sucesor del corrupto mandato de César Duarte, ha seguido a la fecha el de quien ofreció contener los feminicidios, abatir los crímenes contra los informadores y editorialistas, poner término al desorden en el transporte; en suma, luchar por la recuperación moral, jurídica y política en el Estado Grande.
Cuando se preveía la restauración de una administración nueva en cuanto a la vinculación de los municipios con la cabecera gubernamental (Gobierno del Estado), el fenómeno de la dispersión y de la incuria administrativo propiciada por el gobernante panista, ha hecho crisis, convirtiendo a la entidad  en un vasto confinamiento en lo que se refiere a las regiones olvidadas, marginadas y ayunas de toda protección y apoyos.
Caso contrario es el de una munícipe, diligente y consagrada a cumplir con las promesas contraídas con sus gobernados, cuya administración figura entre las más de sesenta con las que se integra el territorio chihuahuense, el Estado libre y soberano de Chihuahua.

Nos referimos a la presidenta de Moris, Perla López, quien al término de 12 meses ha tenido el acierto de visitar pueblo por pueblo, aldea por aldea, mesa por mesa, las de su jurisdicción. Ha logrado hacer lo que, por cierto, no hacen en general los titulares del poder municipal por sus regiones en desamparo, llevando un mensaje de esperanza y un formato de promesas que ha ido cumpliendo en la medida de las posibilidades financieras.
Da buen ejemplo reconstructivo la alcaldesa aludida, tomando en consideración el tiempo  de su gestión.
Por caso, ha ofrecido ampliar los servicios educativos en las zonas montañosas casi incomunicadas, en las “Mesas”, así denominadas (Mesa de Abajo, Mesa Colorada, etc. Y de ese modo lo expresa en su Informe de Gobierno. Lo mismo ha hecho con el tema de la salud y los caminos vecinales.
Es verdad que hay tareas hasta ahora en espera de resoluciones, como la luz y las comunicaciones digitales. No llegan aún, con la eficacia que abrigan los pobladores, muchas ventajas de la informática, aplicable en cuestiones de información educativa y en materia de seguridad.
Hasta donde sabemos, la hasta ahora presidenta municipal aspira, con toda legitimidad, a reelegirse en el cargo que la pondría en condiciones de satisfacer numerosas promesas en vías de cumplimiento. Tiempo al tiempo.

Aunque no son aconsejables las comparaciones, los dos casos que nos ocupan son  motivo para reflexionar acerca de las promesas cumplidas y los compromisos incumplidos.