Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 2 de octubre de 2017

DESPUÉS DE LOS CICLONES Y LOS TERREMOTOS

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Termina el mes de septiembre, pero deja una estela de escombros sobre la faz de nuestro territorio y en lo más íntimo de nuestros estados de ánimo.
Para los capitalinos y para quienes aquí hemos formado nuestro hogar, las experiencias aludidas han sido portadoras de dolor, sombríos presagios y severas advertencias.
Igualmente para los pobladores azotados por inclemencias telúricas en Chiapas, Tabasco, Oaxaca, Puebla, Morelos y otras entidades, las semanas y los días han sido portadores de dolor, orfandad y devastación generalizada.
Decenas de miles de personas quedan sin hogar, sin empleo y sin protección alguna. Adquiere visos de plena inasistencia la salud de millones de connacionales. Las escuelas se cuentan por centenares de espacios convertidos en trampas mortales.
El caso del “Rebsamen” no es único, aunque sí un testimonio de corrupción extrema. De templos del saber han pasado a ser expendios donde lo que importa es la ganancia y el superávit bajo cualquier circunstancia.
La solidaridad es manipulada por mercenarios del poder político y económico. 
Miles y miles de millones de pesos se exhiben a título de salvoconductos en medio del descrédito y el repudio popular ante hechos evidentes de negocios nefandos y acciones solapadas.
Hoy en día se comprende, pues se sufre en carne propia, aquello de que “Es preferible prevenir en lugar de lamentar”.
Las acciones de prevención están escritas y tienen el valor de la expresión pueril, demagógica, de la propaganda comercial.
En lugar de peritos y expertos en materia de construcción, resistencia de materiales; en vez de conocedores de la consistencia o vulnerabilidad de los suelos en donde se va a efectuar la edificación, se echa mano de empleados improvisados, mal pagados y propensos a la “mordida”, a la prebenda fácil, a la concesión y al “A ver qué pasa”.
Lo ocurrido con la escuela “Rebsamen” es ilustrativo sobre este particular. Por la dádiva de algo así como veinte mil pesos los dueños del inmueble obtuvieron una falsa autorización para construir lo que sería el destino mortal de más de veinte niños, de jóvenes y modestos profesores al servicio de los señores del negocio educativo.
Tras la furia impredecible de los huracanes y los temblores sólo queda por esperar que el malestar social, las protestas y las denuncias, sean sdvertencias capaces de hacer reaccionar a los vividores de siempre y con el fin de que dejen de medrar al cobijo de los cargos para enriquecerse y socavar el patrimonio de los ciudadanos.
Manos duras, guerra implacable contra la impunidad, castigos ejemplares piden los miles y miles de damnificados que sobreviven como testimonio de la galopante corrupción, de la plaga de ineptos con representatividad social.
Los altísimos costos que se pagan por el libérrimo e irresponsable “dejar hacer, dejar pasar” tienen límites. Lo ocurrido en este sombrío mes de septiembre es una descomunal sacudida que ha cimbrado los cimientos de la sociedad victimada, por si fuese poco, a manos del “crimen organizado”.
Todo indica que está en calidad embrionaria una generación de políticos, hombres de Estado dignos de ese nombre, formados en el conocimiento de los fenómenos propios del acontecer social, dispuestos a plantear y resolver las demandas de la población sin importar intereses y fantasiosos requerimientos urgentes (empleo, salud, educación y vivienda), merecedores de la confianza ciudadana y paradigma en la palabra, el compromiso y en respuestas positivas .
Y no habrá que olvidar el lema: “La Patria es primero”.