Se acaba de poner al
descubierto el doble juego mediante el cual se pretende cubrir la ilegalidad
que impera en torno al “Acueducto de la Discordia en el Estado de Sonora.
Acudieron a la firma de un convenio que parecía vislumbrar luz al final del
túnel, los involucrados en el controvertido tema. Pero no se percataron de la
mala fe por parte de la autoridad ejecutiva, federal y local, de la firma de
otro documento a la medida de los facinerosos.
Voz audible la del diputado
federal, cajemense, Faustino Félix Chávez, en el semidesierto sonora. Su “Yo
Acuso” es una fuerte señal de alerta acerca del juego sucio que se propone
dejar sin validez lo acordado el fin de semana en el despacho de Bucareli. Su
posición de abanderado de las causas progresistas, justas y equitativas, lo
convierten en líder no sólo de su jurisdicción sino de su Entidad. La defensa
de las etnias sonorenses ante acechanzas y
despojos en puerta dan a suparticipación presencia y lo hacen ver como
figura idónea para encabezar tareas que, sin duda, colocarían a la sociedad
norteña en condiciones de mayor competitividad en esta etapa de transición y
cambio.
Ciertamente, no actúa en
total soledad el legislador citado. Le acompañan personalidades políticas de la
talla del Presidente Municipal de Cajeme, Rogelio Díaz Brown en defensa del
violentado Estado de Derecho y un grupo de valiosos y valerosos dirigentes
regionales, entre otros: Juan Leyva Mendívil, Baltasar Peral y Tomas Rojo Valencia, representantes
de los pueblos Yaquis
Después de hacerse públicoel
fraude político de referencia a espaldas de la Tribu y de los productores del
Yaqui, las preguntas sin respuestas aún y que los ciudadanos se hacen: ¿y el
Derecho a la Información? ¿Y la pretendida transparencia de que se ufanan los
de CONAGUA y de SEMARNAT?. Más aun, ¿Qué se puede esperar de la publicitada obligación por parte de
SEMARNAT, que daría cuenta y razón de los volúmenes trasvasados, reclamados por
la TRIBU como robo en el corazón del semidesierto?
¿Que hay, por lo demás acerca
de la ilegalidad de la construcción, del uso y usufructo del “Acueducto de la
Discordia”? ¿Qué acerca con las voces críticas sobre el tema de la corrupción
que ha hecho enmudecer a quienes desde el Senado y el Congreso federal tienen
la responsabilidad de hacerse oír en este asunto controvertido que atañe,
asimismo, a pobladores de Chihuahua, Durango y Sinaloa?
La moneda está en el aire. Y
los sonorenses se ven cada más agobiados no sólo por la carga del endeudamiento
público, sino por la impericia y la galopante irresponsabilidad.
Nada se ha ganado con la
política del silencio, sino que los espesos velos de la impunidad cubran los
graves crímenes y abusos sobre los grupos más desvalidos como los que
representan los de los marginados pueblos Yaquis. Nada se está ganando ahora,
cuando es urgente que resplandezca el sol de la comunicación por todos los
medios al alcance: prensa, radio, página impresa en toda la extensión de la
palabra.
Nada se obtendrá en el
inmediato y mediato futuro con la actitud pusilánime y tolerante de los líderes
de opinión, de quienes piensan y escriben para ilustrar a la sociedad, sino el
desprestigio, la desconfianza y la nula credibilidad hacia aquellos, por otra
parte, que a fin de preservar un mal entendido prestigio prefieren los “beneficios”
del silencio a la lucha bien entendida
en los foros en donde ser promueve y crean los hombres públicos, los dirigentes
visionarios y los líderes con talla de estadistas.