Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







miércoles, 13 de noviembre de 2013

PREVENCIÓN, SEGURIDAD Y PROYECTOS PRODUCTIVOS



El presupuesto más alto en la historia del país es el recién aprobado para ser ejercido en  2014. Después del caos en las finanzas públicas durante los sexenios del conservadurismo, la noticia sobre el despegue de la economía nacional abre renovado optimismo sobre todo en rubros como la seguridad jurídica y pública. Asimismo, en renglones prioritarios: atención a la salud, educación elemental y superior, extensión cultural. Y más que gasto, cabría referirse a inversión para el desarrollo y la salvaguarda de los valores del bienestar. El respeto a la dignidad y a la integridad de la persona y las familias, justifica la razonada aprobación en los términos dispuestos por el Congreso federal.
El cáncer de la inseguridad está a la vista: justicia a mano propia en Guerrero y Michoacán, debido a los vacíos de autoridad y crecida impunidad como efecto consiguiente. Abandono de los directivos, titulares de seguridad y agentes policiales de sus funciones ante las filtraciones consabidas y las presiones bajo amenazas de la criminalidad altamente organizada en zonas marginadas. En Chihuahua se informa de diez municipios que llevan poco más de un mes sin titulares al frente de la seguridad pública, situación explicable ante la necesidad de efectuar trámites dilatados, practicar revisiones y realizar pruebas de confianza, solvencia técnica y moral de los aspirantes a cubrir las plazas a disposición. 
En el rubro de atención a la salud hay signos tétricos, sucesos infortunados. Pero no todo es sombrío. No todo se reduce a hechos deplorables como el ocurrido en Guaymas, Sonora, en donde un humilde trabajador, jornalero de ocupación, fue dejado a su suerte, causándosele muerte por el desdén y la frivolidad de autoridades del nosocomio adscrito al IMSS. Esto, en modo alguno, ilustra sobre la política general del Instituto. Hay, por cierto, pruebas en contrario que podrán citarse en abono de lo anterior. Y silo mencionado antes es incidente doloroso,también es aviso a fin de castigar ejemplarmente conductas reprobables y omisiones burocráticas que no deben repetirse.
La hoja positiva que irradia optimismo en relación a los servicios de salud corre, precisamente, a cargo de quien dirige los destinos de ese subsector, el titular del Instituto, José Antonio González, médico con vocación para servir con eficiencia y eficacia en el despacho que le ha confiado el Presidente de la República, dotado con buena voluntad a fin de corregir los entuertos que gravitan en torno al IMSS, institución pionera, emblemática, de la Revolución.
En sus oficinas, con la asistencia del Comisionado Nacional de Protección Social en Salud, Gabriel O´Shea Cuevas, se formalizó el convenio que da existencia a la Coordinación Interinstitucional para la ejecución de acciones relativas al programa Seguro Médico Siglo XXI. La denominación es indicativa de la vasta cobertura y connota el significado relativo al formidable peso que llevarán a cuesta las entidades involucradas.
Así, se pondría término a los descuidos de los menores indigentes en edad escolar, a partir de los cinco años, condición básica para una vida productiva y digna, con futuro cierto en edad adulta. En tal caso, el IMSS readquirirá la prestancia y eficacia que soñaron sus fundadores. Los marginados, hijos de personas menesterosas disfrutarían, asegura el titular del IMSS, de atención calificada y completa.

Bienvenido, así, el Presupuesto de Egresos 2014. La seguridad pública, la prevención sanitaria y social, así como la educación en todos los grados y niveles, técnicos y profesionales, son enclaves que demandan inversión oportuna y eficiente ante la violencia, la incuria física y mental, la discriminación y la pobreza ancestral.