La industria sin chimeneas ha
sido puesta en la mira. La nueva Presidencia le ha devuelto el rango que
alcanzó en mejores tiempos. Hace 50 ocupaba el honroso cuarto lugar en la
escala internacional, pues sus playas y escenarios arqueológicos eran
ponderados entre los más impresionantes, seguros y acogedores del planeta.
El clima geográfico, social y
cultural, hacían del Pacífico y el Golfo paraísos de la recreación, del reposo
y el goce de connacionales y visitantes del extranjero.
Hoy, de nueva cuenta, el
turismo es capítulo principal en la agenda del desarrollo y el crecimiento
dentro del plan sexenal de la presente administración pública. En la cruzada
internacional emprendida por el Ejecutivo federal con el fin de promover el
nuevo rostro de México en foros internacionales y a título bilateral, el
turismo asoma como invitado discreto aunque diligente, austero y a la vez
promisorio. Es carta bajo la manga dispuesta a ser colocada en el tapete de las
negociaciones intergubernamentales. Consiste en recurso pleno de expectativas
socioeconómicas, de singular trascendencia humana por la calidez que comporta.
Y es vehículo de interlocución educativa, cultural y de solidaridad
cosmopolita.
Divisas, empleo desarrollo
económico y crecimiento son improntas que
acompañan a la renovada industria sin chimeneas, abanderada en la era
del internet y la revolución digital de nuestros días.
Mientras eso sucede, la
diplomacia actual, dotada de sangre nueva, investida de renovada vocación tiene
voz que convoca a valorar nuestro país como anfitrión confiable y dispuesto a
compartir el disfrute de sus bienes naturales, la riqueza de sus valores
históricos, todo ello en términos de hospitalidad y seguridad. Hay testimonio
de que se reordena la casa, se ponen las cosas en su sitio debido y se
engalanan los compartimentos de que se integra; se hacen los arreglos que le
darán fachada atractiva y radiante, se dice, a los contornos que le han
otorgado renombre.
Está el ramo turístico en
manos industriosas, al cuidado de mentes diligentes y constructivas. Claudia
Ruiz Massieu cuenta en su haber experiencia y aptitudes administrativas a fin
de dar el impulso requerido a la actividad que, por hoy, se perfila como brazo
estratégico y vigoroso en la reconstrucción de la nación en todas sus aristas.
Al efecto, tiene interés e
importancia la mención relacionada con la configuración del equipo de trabajo
del cual depende que el vuelo tome su curso, que los destinos sean cubiertos
con eficiencia y eficacia, que los viajes sean realizados en los términos
anunciados y cumplidos dentro de los parámetros que fija la normatividad internacional
y los protocolos que reafirmarán la buena fama de México más allá de nuestra
frontera.
En el caso de Fonatur,
palanca de la inversión y apoyo de la promoción, un conocedor de la industria en cuestión, el
contador público Israel Soberanis Nogueda ejemplifica lo mencionado líneas
arriba. Político formado y forjado al lado del extinto guerrerense, educador y
reformador, José Francisco Ruiz Massieu, ex diputado local y federal, ex
presidente municipal de Acapulco y ex rector de la Universidad Americana en el
puerto guerrerense, integra el grupo de funcionarios de primer plano en Sectur
donde las ideas, las propuestas y los proyectos concurren a dar forma y
contenido a los programas de trabajo de la dependencia que hoy figura en la
mira de los planificadores de la Presidencia, así copartícipes del Plan Sexenal
en marcha.
De ahí que los confabulados
con salteadores al servicio de la desestabilización, bien podrían ya recoger
sus bártulos y poner pies en polvorosa en compañía de provocadores de oficio en los dominios de la
cultura superior y de la educación pública, identificados en las tareas de la
actual Reforma.