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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







martes, 26 de julio de 2011

¿UN MANDATARIO LOCAL EN LA MIRA DE LOS PRESIDENCIABLES?





                                                                       Por Federico Osorio Altúzar
El partido político a vencer es el Partido Acción Nacional (PAN). Tiene en Los Pinos el emblema de la supremacía en el poder, simbolizado en el Presidente de la República. Ha demostrado capacidad de convocatoria para establecer alianzas con su principal rival ideológico, el PRD, y ha logrado victorias electorales jamás imaginadas en Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
Aunque no ha sabido ejercer el poder con arreglo a sus proclamas políticas y a sus promesas de transición hacia un Estado democrático de  Derecho, ha desplegado todo un proyecto nacional de índole mediática mucho más eficiente y eficaz que el del PRI de antaño, en sus mejores tiempos, como organización omnímoda en donde el axioma “El Partido soy yo”, equivalía al del Rey Sol francés: “El Estado soy yo”.
No obstante, sopla mucho viento, por lo visto en las alturas circundantes de la organización partidista que encabeza el coahuilense Moreira, comenzando por los devaneos aliancistas con la Fouché de la política mexicana, Elba Esther Gordillo. Pero en el almacén de los presidenciables, emergen figuras en las filas de los mandatarios estatales que podrían asumir la competencia por el poder presidencial. Las miradas convergen en líderes con vocación de estadistas más que en políticos, o en aprendices de la técnica de mandar.
Políticos de renombre como el líder del Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones, son llevados de manera soterrada, como que no quiere la cosa, a mostrar las armas cuidadosamente guardadas para ser utilizadas en el momento oportuno. En forma similar, personajes nimbados por la magia de la publicidad, por ejemplo Enrique Peña Nieto, son impulsados a propalar mensajes que en ocasión más propicia hubiesen sido plataforma ideológica idónea para el eventual triunfo. Se perfilan, ante las prematuras descalificaciones, nombres y figuras que abrirían horizontes en medio de la densa oscuridad, personalidades fraguadas en la técnica de hacer leyes y hacerlas cumplir, líderes nuevos, con rostro y vocación dispuestos a innovar y crear oportunidades de convivencia en paz y armonía.   Se olvida, muchas veces, la consigna de don Fidel: el que se mueve no sale en  la fotografía.
Así las cosas, todo hace indicar, ante el indescifrable panorama, que el partido otrora todopoderoso, tendrá que hacerse la introspección aconsejada por los expertos en el arte de sacar lo mejor de sí, aplicar técnicas a fin de vencer aún estando vencidos, hacer propio el método de la selección de los mejores, o del mejor, para dar a la contienda que se avecina su orientación y rumbo como organización capaz de convencer, persuadir y rescatar los valores, principios y los tiempos perdidos para el bienestar y la salud de los ciudadanos. Sólo con solvencia profesional, prestancia pública a toda prueba, se devolverá certeza, legitimidad y prestigio a la institución presidencial, a la función de gobernar, en evidente postración y naufragio.  
Se impone, entonces, que el liderazgo priísta eche mano de la tercera vía, de la tercera opción,  entendida como selección y búsqueda entre los hombres en el poder, a su abanderado presidencial, entre representantes en ejercicio de funciones de gobierno que, haciendo camino al  andar, muestren y demuestren con hechos y realizaciones que el holocausto de la población, la campaña desorganizada contra el crimen no equivale a la proclamada alternancia en el poder y que la transición no se logra por medio de la propaganda y la mentira publicitaria. La suerte está echada. Cierto, vencer al PAN no será misión fácil. Pero es factible. Dependerá de la selección del mejor, entre los mejores.