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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







martes, 28 de junio de 2011

JORNADAS ALARCONIANAS: HACIA UNA CULTURA DE LA LEGALIDAD





                                 Por Federico Osorio Altúzar

En Taxco, capital de la plata, culminan las Jornadas Alarconianas, en medio de impresionante exaltación de la cultura teatral en sus modalidades clásica y contemporánea refrendando, una vez más, la visión de sus fundadores, en primer lugar José Francisco Ruiz Massieu,  mandatario del Estado, quien promulgó el decreto de creación en 1987. Ángel Aguirre, gobernador, y Álvaro Burgos, alcalde de Taxco, inauguraron el ya afamado certamen, dándole realce oficial.
Obras del Siglo de Oro, del teatro universal (de Zorrilla “Don Juan Tenorio”, de Moliére “Tartufo”); representaciones de la “Soldadera”, de Miguel Ángel Sabido, platillos fuertes del generoso menú, sin olvidar a los pequeños espectadores con piezas de teatro infantil. A esto, hay que sumar la actuación de la Orquesta Filarmónica de Acapulco.
Adelantándose a su tiempo, Ruiz Massieu promovió con profunda lucidez la cultura de la legalidad que hoy en día es alternativa social y educativa. Aunada a otras iniciativas de orden cultural podrían salvar a la sociedad del atolladero a que ha sido confinada por la  criminalidad organizada y por la inepcia e impreparación en materia de seguridad.
Desde esta visión ético-política, asimismo de carácter terapéutico-social, bien podría darse al fundador de las Jornadas, a José Francisco Ruiz Massieu, el título de Leoluca Orlando de México, por su acertada concepción, contemporánea a la del alcalde de Palermo. Se sabe de la determinación del político palermitano, de su arrojo y capacidad persuasiva como autoridad investida de la voluntad ciudadana para enfrentar a las mafias que habían hecho presa indefensa de la población.
El tenaz y valeroso alcalde de Palermo ha descrito su original propuesta echando mano de una metáfora, la metáfora de la carreta siciliana de dos ruedas que,  a fin de poder moverse,  requiere de que ambas giren simultánea, acompasadamente. Así, de manera semejante, la cultura de la legalidad requiere de la acción concomitante de las normas de observancia obligatoria al lado de la formación cívica, educativa y espiritual de los ciudadanos, en forma coherente y armónica.
Para Leoluca Orlando su inaudito éxito, el Renacimiento de Palermo, no se explica por la puesta en escena de prepotencia autoritaria, por las acciones punitivas, el ejercicio persecutorio y aun por  la incursión impremeditada de cuerpos paramilitares y militares. A la eficacia de la ley se adjuntó la promoción de la educación y la cultura en toda la diversidad de sus expresiones y modalidades. Así, el rescate del teatro Massimo de manos criminales, de los mafiosos de Palermo marcó, con timbres heroicos, la recuperación de los palermitanos, logro conjunto de autoridad y participación activa, espontánea de los ciudadanos.  
Ruiz Massieu fue no sólo un intrépido político de rango nacional sino un estudioso y hombre de ideas, victimado por la sed de venganza. Previó, con fino acierto, lo que ocurriría al abrirse la Caja de Pandora de la corrupción y la impunidad, si se empecinaba en abandonar a la sociedad a la indefensión, la ignorancia, el desempleo, la incultura cívica y la anarquía. Las Jornadas Alarconianas ideadas por él y puesta en marcha por sus cercanos colaboradores, fue la semilla que hoy bien podría germinar en beneficio del renacimiento de la paz, la justicia y la dignidad en México.
Pero a la carreta mexicana le fallan ambas ruedas: la de la imputación jurídica y la de la cultura entendida como educación y como impartición de conocimientos en la ciencias naturales y sociales, así como en  el domino del arte y la recreación.  El buen éxito tendrá que ver con la información y la comunicación que se dispense a festivales como el Cervantino, las Jornadas Alarconianas. Lo mismo al de Ciudad Juárez, en feliz comienzo.