Abril
es mes del año para recordar a dos próceres del criticismo: a Inmanuel
Kant y a Hans Kelsen. Ambos, de lengua
alemana. El primero nacido el 22 de abril de 1724 en Könisberg, el segundo, desaparecido
físicamente el 18 de este mes, 1973, en Berkeley, California.
Kant
es el héroe intelectual de la Ilustración. Hume, según evocación suya, lo hizo
despertar del sueño dogmático. Él llamó a Rousseau el Newton de la moralidad.Por
su parte, Kelsen, príncipe de los juristas, así llamado por el encumbrado lugar
que escaló, con talento y esfuerzo propios, acudió a Marburgo con la finalidad
de escuchar de viva voz a Hermann Cohen, continuador del legado kantiano; de
quien retomó el concepto de pureza metódica, el cual predomina en libros que lo
confirman con la denominación del Einstein de la moralidad.
Kant
publicó, en 1788, la segunda de sus obras magistrales, la “Crítica de la Razón
Práctica”, Kelsen, su obra fundamental,
los “Problemas capitales de la Teoría Jurídica del Estado” (1911),
conocida con el título abreviado de “Problemas Capitales”.
Entre
dichas obras hay un vínculo de sorprendente continuidad que enlaza a los
autores en el campo de la moralidad, haciendo posible que el tema de la
voluntad y por tanto los de la ética fuesen colocados bajo la nueva luz del
entendimiento y de la experiencia.
Imposible olvidar
aquí la contribución señera del fundador de la escuela neokantiana de Marburgo,
H. Cohen, a través de su “Ética de la Voluntad Pura”.
La ocasión nos
permite, por lo menos, citar las traducciones y los comentarios de sus intérpretes
de las obras de Kant antes aludidas y de Hans Kelsen.
De la doctora
Dulce Granja, maestra universitaria (UNAM-UAM), es la traducción, el estudio
preliminar y el analítico de la “Crítica de la Razón Práctica” de Kant.
Del
doctor Ulises Schmill son las notas, la revisión y la presentación a la segunda edición de los “Problemas Capitales…”
Dicha edición con
sello de Editorial Porrúa (mayo de 1987)
tiene estas palabras encomiásticas, cuyo valor “post mortem”, adquieren
particular sentido. Dicen así: La Universidad Nacional Autónoma de México
dedica la publicación de esta obra, por
Hans Kelsen, al profesor Guillermo Héctor Rodríguez, expositor en México de la
teoría pura del Derecho, por su brillante
labor docente por más de 30 años.
Habríamos
de añadir, como alumnos y seguidores de las enseñanzas del maestro Rodríguez, que
hasta donde sabemos fue él quien, al lado de don Alfonso Caso, promovió el
legado kantiano y kelseniano en la UNAM del criticismo universal en la tríada
filosófica: ética, lógica y estética.
Todo
acto humano es un acto jurídico fue la
tesis y el pivote de la pedagogía derivada de Hans Kelsen y del precursor de la
teoría científica de la filosofía propiciada por el genio de la Ilustración, de
Kant y de sus inmediatos sucesores, Natorp, Cassirer y Popper, entre muchos
otros. La ética de la voluntad pura. la ética de la libertad y la
responsabilidad no serían, ni remotamente posible, sin las obras y el
pensamiento de Kant y de Kelsen.
La
crisis de nuestros días en el plano internacional implica el análisis sereno a
la luz radiante de la filosofía de Kant y de las contribuciones de Kelsen, como
en los tiempos del Presidente Wilson, inmediatamente previos al desenlace de la
Primera Guerra Mundial.
Estamos aún a
tiempo.