Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 19 de septiembre de 2016

GARANTÍA DE EMIGRAR: MÉXICO EN LA ONU

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La voz de México en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas es, sin duda, valiosa en lo referente a los Derechos Humanos que asisten a los migrantes de todas las etnias, credos y posiciones ideológicas.
El crucial debate de estos días en el supremo organismo internacional ocurre en medio de la más violenta confrontación entre gobiernos de que haya memoria, como no sea la que ocurrió al término de la Revolución Francesa y al final de las dos guerras mundiales del siglo anterior.
Fueron el genio de la Ilustración, el filósofo prusiano, Kant, y a su lado Voltaire, el perseguido pensador francés, quienes dieron testimonio personal y formularon la puntual defensa de los derechos universales a la tolerancia y a la ciudadanía mundial.
El “Tratado de la Tolerancia” es la más acabada denuncia de los abusos lesivos a la dignidad del hombre, mientras que la “Paz Perpetua” de Kant es la más completa doctrina de su tiempo acerca de las condiciones relativas a la convivencia entre pueblos y gobiernos, propuesta precursora, por cierto, de Hans Kelsen y su lúcida contribución en “Derecho y Paz”.
No está por demás subrayar cómo de Voltaire y Kant a los “Catorce Puntos” del Presidente Woodrow Wilson, y de ahí a la Sociedad de Naciones y a la propia ONU el largo trecho histórico está sembrado de arbustos y bosques en donde las nociones, los acuerdos y las reglamentaciones tendentes a salvaguardar los derechos del hombre anidan ilusiones, esperanzas y reclamos urgentes en torno a igualdad, libertad, y garantías irrestrictas de migración. Por tanto, de libre y responsable circulación en el planeta.
En el texto kantiano “Tercer artículo definitivo de la Paz Perpetua”, se enuncia la idea en torno al derecho de ciudadanía mundial como expresión de una “universal hospitalidad”. Dice así el filósofo: “Significa hospitalidad el derecho de un extranjero a no recibir un trato hostil por el mero hecho de ser llegado al territorio de otro”.
A su vez, en los dos primeros puntos del documento proclamado por el mandatario estadounidense, se alude sucesivamente a los convenios abiertos y a la negativa de practicar la diplomacia secreta; asimismo, a la absoluta libertad de navegación en la paz y en la guerra fuera de las aguas jurisdiccionales, excepto cuando los mares quedasen cerrados por un acuerdo internacional.
Se puede decir que la actual etapa que se vive en el ámbito internacional es  portadora de sucesos adversos a la garantía de emigrar, la cual se lleva a cabo por razones elementales de salvaguardar la existencia.
 Siria, Turquía y todo el Oriente Medio configuran un escenario en donde el libre tránsito de las personas que huyen despavoridas con sus familias de la muerte lo hacen tan sólo para encontrar el fin de sus días en el fondo del mar o en las inhóspitas playas del rechazo y la repulsión.
Es por todo esto último que es de máxima importancia la reunión de alto nivel para atender los Grandes Movimientos de Refugiados y Migrantes en la ONU.
México es en los textos de la ley, en la fe pública de sus gobernantes y de su población, un abanderado de los Derechos Humanos en donde se inscriben los derechos de los migrantes, hoy en extremo desafío.
El terrorismo islámico no es el único foco rojo que hace temer por la prevalencia de la mencionada garantía.
Desde la primera potencia mundial, el precandidato Trump hace alarde de iconoclasta demoledor de todos los derechos que fundamentan la igualdad, la libertad y la tolerancia.

Así, la intervención de nuestro país en la ONU se aguarda con singular respeto.