Ciega
es la justicia cuando se proclama por encima de las instituciones jurídicas de
control. Al igual que el principio de equidad, es luz meridiana que ilumina los
más recónditos sitios en donde se incuba el abuso y la desmedida corrupción.
Nada
humano le es ajeno. Ricos y menesterosos están, deben estarlo, a los dictados
suyos, a sus laudos y sentencias.
Consumidores
y contribuyentes no están fuera de su ámbito. Son, y somos, por igual titulares
de obligaciones y derechos.
La
titularidad de unos no implica la cancelación de los segundos. En ello radica
el significado de persona y el precepto sagrado de la libertad.
La
Procuraduría de la Defensa del Contribuyente es ejemplo en lo que se refiere a
velar por los intereses propios de quienes aportan y han de aportar al fisco la
parte que corresponde, de acuerdo con los ingresos obtenidos.
El nombre, en éste
como en otros casos, no es lo de menos.
Procurar
significa mucho más que intentar, tramitar o tantear.
Tiene
el sentido de proyectar con disposición preventiva; proponer acciones de las
que deriven condiciones de mesura. Y esforzarse por hacer efectiva la divisa de
“a cada quien lo suyo”. Conforme a Derecho.
El
lema de la Procuraduría (PRODECÓN, por su acrónimo) es el de ejercer no sólo la
legítima defensa de los usuarios; también protege mediante una permanente
gestión benefactora ante dependencias y autoridades de la Federación; por
último, lleva a cabo tareas de observación y vigilancia en todo aquello que
tiene que ver con los deberes y derechos de los contribuyentes.
No
está por demás traer a cuento la metáfora aquella mediante la cual se
representa al fisco como una especie de contenedor, captador y retenedor de
recursos en forma por demás ávida y en apariencia más allá de límites
preestablecidos.
Así,
se hace caricatura de la entidad recaudadora pintándola como una especie de
inmenso rastrillo que hala todo para sí, sin que nada ni nadie la detuviese en
su acción insaciable y a menudo depredadora.
Hará
pronto, en el mes de septiembre, nació
la entidad, por cierto no del todo conocida, a que nos referimos, PRODECÓN,
como un organismo público descentralizado, con autonomía, especializado en
materia tributaria.
Su
finalidad es la de otorgar asesoría y consulta fiscal en forma expedita, es
decir de manera ágil y accesible.
Además,
y dado el público asistente, sin costo alguno y en términos de una atención
desusada: solícita y cortés. A la defensoría a su cargo adjunta la
representación legal. Y a éstas adiciona
su servicio para atender lo relativo a “procedimientos de queja o reclamación
contra actos de las autoridades fiscales federales que vulneren los derechos de
los contribuyentes”.
Desde
2011, la licenciada Diana Rosalía Bernal Ladrón de Guevara es titular de la
Procuraduría de la Defensa del Consumidor. Es, por tanto, la primera en ejercer
el cargo, cuyo desempeño honra a la institución Y la preserva como si fuese un
faro que anticipa a los contribuyentes sobre el posible arribo a puerto seguro,
prodigando seguridad y equidad a quienes así lo demandan.
En
su equipo de trabajo realizan ejemplar labor, eficiente y eficaz, el
subprocurador Andrés López Lara con el apoyo de Patricio Salvador Barragán
Hernández en el área de quejas y reclamaciones.
El
ideal de justicia, no hay duda, permea los anhelos de la sociedad. Como pocas
veces, es hora a fin de que se difunda por todos los medios la actividad de
estas entidades de control, con el objeto de que se conozca su misión
preventiva y promotora de bienestar entre las capas sociales más necesitadas y
vapuleadas.