Cumple
el FCE venturosos ochenta años. Ostenta juventud de la buena, la edad
maravillosa de la madurez. Sus archivos y catálogos rebosan de saberes y
conocimientos universales, lo cual hace pensar y decir: el nombre es lo de
menos.
Nos
referimos, claro, al término que alude a sus años primigenios cuando la
producción editorial del FCE se identificaba por sus contenidos temáticos
relativos a teorías económicas, a preocupaciones doctrinarias y corrientes ideológicas
en el primer tercio del siglo anterior derivadas, en lo interno del recién concluso
movimiento revolucionario, y en lo externo de los conflictos previos a la
Segunda Guerra Mundial.
A
la fecha, el FCE es prolífico venero bibliográfico en el que se pueden
encontrar sorpresas que van de lo clásico a lo moderno, pasando por las
diferentes etapas culturales de la Humanidad, sin discriminación de ideologías:
corrientes artísticas, científicas y filosóficas. El valor intrínseco de las
obras y el talento de sus autores sobresalen por encima de cualquier otro
interés.
La
prolongada edad del Fondo, las vicisitudes propias de una editorial inserta en despachos administrativos, da a entender que
las instituciones no son producto del azar, incluso escapan por su misma índole
a las influencias del momento político, remontando lo efímero y circunstancial
hasta alcanzar su medio idóneo, el de la objetividad y el rigor metódico.
Hoy
en día preside al FCE un maestro en el arte del decir y el escribir, experto a
lo largo de mil batallas en el andar dentro de la administración pública y en
los amplios caminos de la academia; bibliófilo de corazón hasta donde nos
consta, festivo de espíritu y alegre en el trato cordial hacia los demás.
José
Carreño Carlón, norteño de buena cepa, sonorense para decirlo de una vez, ha
llegado al FCE en un momento crucial de la trayectoria octogenaria de la
precitada casa editorial. Sus inmediatos antecesores prepararon, con tierra
propicia, la siembra y resiembra de autores y obras cuya actualidad se
fortalece con títulos que anticipan el inmediato porvenir, entrelazada con
textos de tiempos arcaicos, de la primera Ilustración en la Atenas de Pericles
hasta llegar a los del Siglo de las Luces en Europa: con Rousseau y Voltaire; Herder, Goethe y Kant.
Por
estos días, se da la noticia acerca de la impresión de la “Antropología en
sentido Pragmático” de Emmanuel Kant, de la que Cassirer, Goldman y Foucault de
han dedicado, lúcidos comentarios, Ernst Cassirer, ilustre neokantiano, tomó de
ella inspiración a juzgar por el título de
su libro; “Antropología Filosófica”.
La
reciente traducción de la “Antropología…” en el FCE por los doctores Dulce
María Granja y Gustavo Leyva, sin duda revivorá la vieja polémica en torno a si
el idealismo crítico es o no un verdadero realismo. O, si por el contrario, el
kantismo no es sino continuación del idealismo de George Berkeley. En suma, si las
tres Críticas son, por caso, un precedente de “La Doctrina de la Ciencia” de J.
G. Fichte. Marx y Freud; Hegel, Nietzsche y Foucault no son ajenos a la teoría
antropológica del pensador prusiano.
Volviendo
al tema, cabe mencionar el carácter jovial, optimista y emprendedor con arreglo
al cual se festejan los 80 años de la pluralista, pujante y productiva casa
editora. Sobre el particular, es plausible su plan de reimprimir obras de
próceres de las letras mexicanas: Paz. Huerta, Revueltas; Pacheco, Reyes, y
muchos más, sin dejar de lado a los clásicos de la antigüedad y la
posmodernidad. Anuncia el maestro Carreño Carlón la apertura de librerías, así
como el lanzamiento de ediciones digitales. Se avizora, así, un capítulo
novedoso del FCE con objeto de impulsar la difusión masiva de sus obras a
través de revistas y diarios para beneficio educativo y cultural de sus ávidos
lectores.