Después de largos, tensos e
intensos ocho meses, se hace luz en el
Acueducto que estuvo a punto de fracturar a la entidad sonorense en
bloques irreconciliables, por el uso y abuso en relación con el vital insumo:
el agua.
Triunfa el recurso a la
legalidad y se sobrepone al imperio de la arbitrariedad, el despojo y la
violencia. En ciertos aspectos, la controversia recuerda el según
el cual el Rey sabio, Salomón, afrontó la crucial alternativa: proponiendo
condiciones lógicas, incontrovertibles, a fin de resolver sobre la legitimidad
de la progenitora en disputa.
A un excesivo costo político
y administrativo, aprecio oneroso en lo mediático, que no en lo informativo, el
Acueducto denominado “de la Discordia” por lo antes mencionado, se meció en
regazo improvisado, recibió la bendición del ex Mandatario Felipe Calderón aun
siendo nonata la obra. Y, por último, a la fecha su operación es piedra de
escándalo, dolor de cabeza, no jaqueca,
para la propia Federación.
Hoy puede verse, con suma
claridad, a pesar de los altibajos del conflicto, con todo y la lentitud de la
administración de justicia, los acosos, amenazas y ofertas tentadoras de los
amos del poder público, que siempre será preferible la fuerza de la Ley y no
la ley del “quítate tú que me pongo yo”. Y que, al final de cuentas, resplandecerá el
sol dela equidad y la justicia, despejándola oscuridad letal.
Lo expresado por el alcalde
de Cajeme, Rogelio Díaz Brown, sintetiza el sentir que anima a los defensores
del agua en el Valle: de líderes del Movimiento Ciudadano, de la indoblegable
dirigencia de los Yaquis; en fin,de productores agrícolas de la región. Reafirma
y confirma la tesis convertida en proclama: dar a cada quien lo suyo. Es decir,
reivindica los títulos legítimos que corresponden a los usuarios del Valle sin
detrimento de la expectativa actual de los habitantes de Hermosillo en lo que
se refiere al abasto doméstico del insumo.
Pero el dar a cada quien lo
suyo significa, según lo declarado por el Presidente Municipal, reconocerlo
suyo de cada quien con arreglo a Derecho, conforme a las disposiciones
normativas vigentes en la materia, sin torcer el contenido de los conceptos, y
sin obstruir los acuerdos y convenios entre las partes, dejando a las
instituciones hacer valer, y ante todo respetando, su competencia y a los órganos
jurisdiccionales el dar validez y eficacia a sus resoluciones.
Honrar, honra. Cabe subrayar
la recta posición asumida por el legislador sonorense Faustino Félix Chávez, y
por el Ejecutivo cajemense Díaz Brown, cuya entereza y pundonor, desde principio del conflicto, lo llevó a
ejercer ejemplarmente sus funciones de cumplir y hacer cumplir el Derecho hasta
sus últimas consecuencias. Tomaron ambos el nada cómodo sendero de la
normatividad jurídica por encima de cualquier concesión política o de interés ajeno
a la realización del principio de la constitucionalidad de la legislación y de
la legalidad de su ejecución, fundamento de la convivencia ciudadana al amparo
del Estado de Derecho.
Quedan pendientes, sin
embargo, graves y urgentes asuntos: el abasto de agua a los hermosillenses; el
trasvase del líquido y,por tanto, el funcionamiento del Acueducto; la búsqueda
de alternativas: construcción de plantas tratadoras que favorezcan a
comunidades como Guaymas y Empalme. Y por supuesto, la administración y vigilancia
en el suministro del recurso. Pero se dan, con pertinencia y determinación,
pasos tendentes a superar el conflicto por el camino institucional.
Y queda para el mediato e
inmediato futuro, el no desestimar las peripecias ocurridas con el afamado
Acueducto. La memoria histórica es, como en casos similares, el mejor antídoto
para evitar conflictos, afrontándolos en tiempo y forma.