Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







viernes, 1 de febrero de 2013

LOS MUNÍCIPES DEL PAÍS TIENEN LA PALABRA




“Ahora o nunca”, es la consigna de los municipios. Tras el regreso del PRI  a los Pinos,  la promesa de dar eficacia a los principios  jurídicos del federalismo se ha convertido en imperativo ineludible.
Mientras el EZLN difunde sus proclamas como en tiempos de Camacho Solís y de Salinas Gortari, el Presidente Peña Nieto contraataca: emite un programa a fin de restituir los derechos civiles a los pobladores errabundos, y derechos agrarios a las comunidades  desprotegidas. Llega la hora para que, en minas y bosques, las trasnacionales pongan tierra de por medio y dejen de señorear en zonas abandonadas a la incuria. En Sonora rinde protesta como coordinador en la entidad ante la Federación Nacional de Municipios (FENAMM), el alcalde de Cajeme, Rogelio Díaz Brown, en horas en que los sonorenses pasan momentos álgidos, en particular  productores, indígenas del Mayo y el Yaqui, y miembros de la clase trabajadora. El impuesto de la tenencia vehicular, no es lo único.
Sonora es, por hoy, símbolo del naufragio municipalista. Su Ejecutivo ejemplifica la anarquía de Estado, siendo él mismo un tránsfuga de la Ley. Y cómo la sufrida entidad, hay otras que igualmente sobrellevan el peso de la inepcia gubernamental a causa de la ineficacia de las instituciones de control, el desdén de los congresos locales y la complicidad política en la cúpula del poder.
Frente a dicho panorama, los presidentes municipales están llamados a ejercer sus funciones tutelares, sus atribuciones y facultades para denunciar abusos y contubernios, como también para hacer efectivo los programas de solidaridad; dar efectividad a los proyectos de inversión en los poblados que requieren de apoyos oficiales. En modo alguno, de la caridad pública.
Casos de endeudamiento  como el de Hermosillo, otrora floreciente municipio, económica y socialmente, se explican por la complicidad gubernamental, asimismo,  como el que representa el “Acueducto Independencia”,  obra ésta inventada por la ambición de políticos locales encumbrados con piel de empresarios, o al revés. Se entienden en la medida que  hay munícipes perversos coludidos con sicarios en el poder, quienes propician violencia al Estado de Derecho, con lujo de impunidad.
En contrapartida, mientras esto ocurre son del dominio público  desempeños heroicos y ejemplares de funcionarios que, llegados al poder en cabeceras municipales, ameritan mención por su vocación de servicio, aunado a virtudes de  compromiso solidario que los identifica en el acato a sus deberes cívicos atendidos con pulcritud y sin afanes de recompensa mal habida. Por ejemplo, así sucede en la zona serrana de Chihuahua, en donde por cierto, hace días, se borró de un plumazo en la geografía de la pobreza extrema el municipio de Batopilas, en decreto presidencial, 
Allá, precisamente, como botón de muestra, en el mapa donde conviven rarámuris, tarahumaras  pimas y guarajíos, Martín Pérez Campos, dos veces munícipe de Moris, hace la hombrada de multiplicar panes y peces con el fin de asistir a los pobladores desvalidos y afectados por la sequía. En persona, desafiando la inclemencia invernal,  la dispersión de pueblos y aldeas, entrega avíos y despensas; atiende a pequeños agricultores y ganaderos; vigila la aplicación responsable de los recursos para la construcción de represas; lleva, en fin, accesorios para que haya luz en los hogares y agua potable para indígenas e indigentes. Acude a la capital del país, a fin de acelerar los acuerdos. Sin duda, hay otros casos que relatar.
Basados en ejemplos de honestidad y transparencia pública, podrá decirse que ha llegado la hora de los municipios. Y que los munícipes en activo tienen, en efecto, la  palabra. Pero bien lo sabemos: una solitaria golondrina no hace verano.