Por Federico Osorio Altúzar
Malas,
buenas y excelentes noticias llegan de Sonora, la entidad flagelada por la
violencia del crimen organizado en sus poblaciones intermedias y comunidades
urbanas. Buenas nuevas son las noticias relacionadas con el ITSON (Instituto
Tecnológico de Sonora), cuyo nuevo rector llega, después de tiempos difíciles,
a la máxima jefatura de la cincuentenaria institución con un proyecto académico
convincente, innovador y visionario.
Cabe
esperar, con buena esperanza, que ayude en actualizar las funciones educativas
de otras casas de estudios bajo condiciones administrativas y escolares
similares, cuyos compromisos son, deben ser, los del cultivo de las ciencias y
las técnicas con finalidades eminentemente sociales.
Información
reciente lleva a reflexionar, por otra parte, sobre un lugar aparentemente
común: la preparación en las ciencias, las humanidades y las técnicas debieran
alcanzar significación plena en la medida de que cumplan su vital cometido.
Así, la cuarta edición del programa Profesionales del Año en el Estado de
Sonora, correspondiente a 2011, refrenda el principio de que los egresados de
instituciones educativas sufragadas por la población tienen la misión de
cumplir con el deber de restituir los beneficios obtenidos. Al propio
tiempo, honrar, honra, cuando se exalta
el mérito a través del público reconocimiento por las acciones que promueven
solidaridad, humanitarismo y solicitud en bien de los demás.
En
la entrega de reconocimientos a profesionistas seleccionados por sus colegios e instituciones de origen,
el subsecretario de Educación Pública de Sonora, Vicente Pacheco Villanueva,
precisó en la ceremonia oficial de referencia que se trata de personas
comprometidas con sus comunidades en áreas de la salud, administración pública
y privada, ingenierías en el arte de la construcción, etcétera. Precisó: la
sociedad, de ese modo, premia en público lo que, inclusive, se hace en privado.
Entre
los más de treinta profesionistas reconocidos en Sonora figuran mujeres y
hombres reconocidos por destacar en su especialidad; sobresalen por su
generosidad manifiesta al servir a su
comunidad. Un buen ejemplo: entre el grupo de enfermeras, el reconocimiento
otorgado a Reyna Emma Escudero Clark ilustra cabalmente lo anterior, pues la
galardonada cuenta con grado de maestría, a cuyo mérito se suma su encomiable
desempeño gremial y profesional, y en cuyo expediente figura el haber sido
designada, con anterioridad, coordinadora de un Diplomado de profesionalización
docente para trabajadores del IMSS. Y para sorpresa de no pocos, inclusive
profesionales de la salud; es decir, del área médica. Se explica la distinción
por haber ponderado el jurado calificador su desempeño práctico y la
actualización sistemática en docencia; antecedentes de egresada sobresaliente
del Tecnológico de Sonora ubicado en su
ciudad de origen y contar con
maestría por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En
contrapartida, la huelga en la Universidad de Sonora pone sobre advertencia
acerca de lo que podría desencadenarse en el corto plazo. Coloca un velo sombrío
sobre los destinos de la educación profesional en las casas del saber, a
expensas de los vaivenes de la política convertida en la Cama de Procusto,
ideada para ajustarla a nefandos
intereses particulares y lesivos al crecimiento y desarrollo material y
sociocultural de la población.
Pero
la historia no se repite, por fortuna y por lo que vemos, a pesar de sucesos
bochornosos y recurrentes como los que se ciernen sobre la principal casa de
enseñanza superior en la entidad norteña y como lo ocurrido asimismo en el
antes mencionado instituto allende el industrioso sur del Estado.