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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 16 de abril de 2012

COLONIAJE Y EXPLOTACIÓN: MIGAJAS POR RIQUEZA NATURAL





                                                    Por Federico Osorio Altúzar

El ala dura del neoliberalismo disfrazada de amor a la Humanidad, semioculta en atuendos falsos de un cosmopolitismo predispuesto a la rapiña, al robo y el despojo, al cruel y fatídico exterminio, asoma su rostro detrás de empresas extranjeras como Repsol en Argentina y en México. Lo mismo aparece en consorcios mineros de Chile, Perú y de nuestro país, particularmente en Oaxaca, Guerrero, Coahuila y en escenarios recónditos del llamado triángulo dorado en el norte de la nación.
Cananea, así como Pasta de Conchos, han puesto de nuevo al descubierto, la depredación despiadada que se practica en México al socaire del voraz colonialismo y a las políticas públicas de los gobiernos del centro y de la periferia, coludidos en uno de los más oscuros capítulos de nuestra historia actual. 
A menos de ocho meses de que el actual mandatario Felipe Calderón entregue la silla presidencial, se presenta la gran oportunidad para que el jefe del Ejecutivo dé el golpe de timón que sus antecesores,  Salinas de Gortari, Zedillo Ponce de  León y Vicente Fox no fueron capaces de llevar a cabo, en acato a la política nacionalista y respetuosa de la autodeterminación y  la soberanía patria que establece nuestra Carta Magna.
El régimen del derechista Rajoy ha pedido a su similar, el Presidente mexicano, que intervenga en beneficio del alicaído gobierno de España a fin de impedir la posible nacionalización de la industria de los hidrocarburos. Azotada en sus cimientos la economía hispana, el SOS lanzado en pasados días, uno de los salvavidas, se adjunta a la actuación depredadora aquí, en nuestra patria, por parte de la citada empresa transnacional en perjuicio de PEMEX. Es decir, de las finanzas de la nación.
Tiene el Presidente Calderón la ocasión que, sin duda ya no tendrá segunda oportunidad, para enmendar, al cuarto para las doce como se dice, la cadena sin fin de entuertos a través de los cuales México es, a la fecha, una de las naciones más endeudadas de América Latina. Después de la vulnerada expropiación del Presidente nacionalista, Lázaro Cárdenas, y perdida en el olvido la expulsión de empresas como Texaco y El Águila, hay la oportunidad de oro a fin de rectificar, con arreglo a la constitucionalidad y la legalidad, lo relativo a la exploración, explotación y distribución y abasto de los hidrocarburos. La ocasión está a la mano. ¡Ahora o nunca!
Tiempo hace que el discurso apologético para exaltar la soberanía, la autodeterminación y los derechos sobre el subsuelo, ha sido suplantado por el mensaje apátrida de la competencia y la competitividad, el “libre” comercio, la irrestricta inversión transnacional. En la oratoria entreguista de las últimas décadas no hay pasajes relativos a la defensa de los bosques, de las corrientes fluviales, la protección del medio ambiente y el desarrollo de la economía regional en beneficio de los marginados y explotados, desde la Conquista hasta acá.
“Los indígenas reciben migajas a cambio de su riqueza natural”, denuncia la presidenta del Foro Permanente de Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas. A las comunidades de las sierras y las montañas, a los aborígenes de todas etnias del país se les trata y maltrata como “sujetos minorizados”, añade. Se les miente, engaña y saquea con el visto bueno de las autoridades. Pimas, tarahumaras y guarajíos flagelados por la enfermedad, la desnutrición, la ignorancia y la injusticia, no dejarían mentir acerca de abusos de petulantes caciques lugareños. La cadena sin fin de violaciones se protege por la impunidad, y por la anuencia de mandatarios liberales y neoliberales. La defensa de la petrolera Repsol es uno de los retos inmediatos a resolver para frenar ya los saqueos y las depredaciones que promueven las famélicas economías en naufragio.