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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







martes, 1 de febrero de 2011

A CIEN DÍAS DE GOBIERNO, CON CÉSAR DUARTE JÁQUEZ



           Por Federico Osorio Altúzar

En un mesurado y vigoroso tono de conversación periodística,  revelador de la personalidad de César Duarte, el distinguido comunicador y académico doctor Javier H. Contreras, da a los chihuahuenses y a la opinión pública nacional un ágil relato acerca de los primeros cien días de su gobierno en el Estado, se dice, más vapuleado por la criminalidad.
Hombre de leyes, conciliador, de bien ganada fama en cuanto a pertinencia para manejar asuntos públicos, el César Duarte que emerge de la entrevista con el director de El Heraldo de Chihuahua es un político moderno, maduro a pesar de su relativamente corta edad; de pulso firme y con profunda visión de Estado. Confirma que los electores no se equivocaron al poner su voto en los comicios.
Tres meses resulta poco tiempo para evaluar la obra de un mandatario, si se trata la del Ejecutivo en una entidad sumida en el piélago de males sociales: secuestros y ejecuciones; amenazas abiertas y veladas; intimidaciones, prevaricación e impericia en la esfera de la vida institucional.
Emerge del diálogo un liderazgo a prueba; la imagen de un líder que llega al desempeño de su responsabilidad en plenitud de fuerzas y capacidades para ejercer el arte de mandar. Aparece ahí el César Duarte que, después de alejarse del Estado a fin de coordinar voluntades, iniciativas y propuestas en la sede del Congreso federal, está de regreso para ofrendar confianza y certidumbre a sus conciudadanos; restaurar la frustrada paz social a causa de la impunidad, el concesionismo oculto en la impostura y la falsedad..
En medio de la peor tormenta en el enclave de la seguridad pública, avivada por resoluciones inciertas en la administración y procuración de justicia, acosado su régimen por la artera provocación que ha hecho a los cuerpos de seguridad agredirse entre sí en vez de proteger y amparar a la sociedad, ahora se le quiere maniatar y atrapar en pleitos, riñas y escándalos que no llevan sino a pervertir las funciones públicas. ¿Con que finalidad? Para que el Gobernador incumpla y se distraiga de sus más altos deberes y evitar que la eficacia y la eficiencia se sobrepongan a la inoperancia y la impunidad.
A no politizar la política sino a moralizarla, llama el Gobernador.  A refundar los poderes, convoca, sobre las bases de la juridicidad; es decir, sobre el cimiento inconmovible de la validez y la eficacia del Derecho positivo y la coordinación de poderes. Y no para dividir y confrontar. Se compromete, así, a dar sustento de gobernabilidad a las promesas y los ofrecimientos, como en el caso de iniciativas con dedicatoria y advertencia a los cárteles y mafias de la criminalidad. (Ahí está la relativa a cadena perpetua para los violadores, sicarios, secuestradores y asesinos de periodistas) Obras son amores. Y el meollo de sus mensajes es en el sentido de traducir en realizaciones, normas y preceptos.
Hombre de leyes y no de temperamento, en las conversaciones que sin duda pasarán a la crónica de los testimonios, Duarte Jáquez asegura, con espontaneidad, rigor y franqueza, su disposición a dar prestancia y eficacia al federalismo. Los órganos de poder, precisa, no son islas, entidades incomunicadas entre sí. Forman un archipiélago en donde el gobierno federal, los Estados y los municipios han de ser forma, estructura y cauce para una vida democrática en donde sea posible el disfrute del trabajo organizado, con armonía y paz social.
Líder bajo el crisol de la dura experiencia, alcanzado por el dolor y el luto en estos difíciles momentos, el gobernador de Chihuahua, César Duarte, está en la mira de millones y millones de mexicanos que aguardan, con fe y esperanza, en las instituciones de un México donde prevalezca la legalidad, la comprensión y la honrosa dignidad.