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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







martes, 20 de julio de 2010

JULIO: MES DE LA INFAMIA A MANOS DEL NARCOTERRORISMO

Por: Federico Osorio Altúzar

De Chihuahua provino la Revolución, con palabras de un ilustre ex mandatario de aquella entidad. Y de Chihuahua llega el sombrío mensaje de los cárteles, para dar la última batalla en la brutal guerra que podría ser, esperamos, su tumba definitiva.


El vil asesinato que priva de la vida a un ciudadano indefenso, honesto trabajador, sobrino de César Duarte gobernador electo de Chihuahua, es una advertencia de los criminales con el fin de amedrentar, doblegar antes de que asuma él la investidura constitucional y una sombría indicación de que las organizaciones terroristas están dispuestas a jugarse el todo por el todo. Sus dirigentes saben bien que el ruin atentado que hizo víctima a Mario Humberto Medina Vela puede ser el “boomerang” que selle su propio final. Se suman los hechos terroristas más recientes, el de Torreón a la cabeza.

La explosión del coche-bomba, por otra parte, tiene la perversa consigna de exhibir todo el poderío de la asociación criminal, su fuerza destructiva y finalmente la demostración de la eficacia de los cárteles aliados contra la administración del Estado, con dedicatoria triunfalista de una lucha que se originó en Juárez como reyerta entre grupos delictivos y muestra ahora su verdadero rostro: la alianza de los cárteles es una renovada versión al estilo siciliano.

No obstante, el gobernador electo, a quien llega el pésame de los chihuahuenses de bien, y de la sociedad mexicana en estas horas de luto y dolor, sale al paso de la cobarde amenaza, sobreponiéndose a la tragedia y anteponiendo el valor que institucional y cívicamente le reconocen sus coterráneos. Afrontará, declara, el reto con entereza y determinación a toda prueba. Actuará con arreglo a los principios de la administración democrática, impulsando el rescate del orden y la legalidad violentada por los grupos criminales.

En su proyecto de Gobierno la paz social es garantía básica para la convivencia, el desarrollo pleno de la sociedad, condición para el usufructo personal y familiar del trabajo organizado y punto de partida en el rescate de la credibilidad y la confianza ciudadana en las instituciones públicas.

Ante la demencia del crimen organizado, frente a la provocación terrorista, de cara al desafío de los grupos delictivos asociados a fin de dar la batalla crucial, el gobernador electo refrenda sus compromisos de campaña: poner desde el principio las bases para el renacimiento integral de Chihuahua, hacer de Juárez un reducto de paz y prosperidad, devolver a la ciudad capital, Chihuahua, el limpio espejo de urbanidad y seguridad que le dieron renombre nacional e internacional a principios de esta década. En fin, restituir a laas comunidades marginadas su lugar en el desarrollo de la entidad.

Hombre de leyes,, político fraguado en la contienda parlamentaria, con experiencia para hacer acuerdos, se compromete a modificar la seguridad pública, dando realce a la procuración de justicia en lo concerniente a sus funciones investigadoras de los delitos, y fincando responsabilidades á la fiscalía general del Estado de supervisión y acopio de material informativo que haga mucho más ágil y eficaz la persecución de los criminales.

Chihuahua (México, afirma el rector Narro Robles) no merece ser cuna de tempestades destructivas, infamia y escenario en donde la delincuencia opere como sede del terrorismo y como arsenal para derruir lo que aún nos queda de convivencia democrática. Frente al fracaso de los modelos de seguridad en el ámbito local y nacional, el modelo de Palermo pretende imponerse como bastión del crimen, erigirse en Mafia articulada dispuesta a todo. En ese horizonte, el gobernador Duarte Jáquez pone la primera piedra de un Chihuahua mejor: la de un México promisor.