Entre los actos
académicos efectuados para conmemorar el Sesquicentenario de la Escuela
Nacional Preparatoria cabe mencionar el
ciclo de conferencias organizado por Rosenda A. Romero Martínez, incansable
promotora de la difusión de las letras clásicas en la UNAM, jefa del
departamento del área en cuestión, particularmente en el seno de la ancestral
institución al servicio de la educación media superior en México.
Recientemente, la
mencionada coordinadora académica (nos referimos a la maestra Romero Martínez)
encabezó el ciclo de participaciones con el propósito de elevar a compromiso la
tarea de difundir la cultura clásica, lo cual permite ir más allá de lo
meramente helénico y romano.
Mesopotamia,
Siria, Egipto ofrecen el flanco olvidado que, por cierto, ha resucitado Hutchinson con
su “Creta Prehistórica” y ha enaltecido asimismo Martin Bernal en “Atenea
Negra”.
Decir y pensar lo
clásico no siempre ha suscitado en el ánimo la noción de modernidad, o bien de
contemporaneidad. Más bien se ha entendido como algo ancestral, sinónimo de
antiguo; incluso obsoleto y periclitado.
No obstante, es
cosecha viva, viviente, cuya permanencia equivale a la semilla prodigiosa que mantiene
los pilares de nuestra actual cultura.
Lo clásico, así,
se convierte en la herencia rediviva, el ADN aportado por mujeres y hombres que
son los arquitectos de nuestro pasado, del presente y del futuro de la Historia
universal.
En el trasfondo de aquellas
hazañas imperecederas. destaca la efigie
de la doctora Paola Vianello, fundadora y primera presidenta (en l999) de la Asociación Mexicana de Estudios Clásicos
(AMEC)
Italiana de
origen, la maestra Vianello se identificó con la enseñanza superior en la UNAM
a través del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Casa de Estudios,
al grado tal que una vez fallecida, sus deudos cumplieron uno de sus caros anhelos
al donar su biblioteca personal de casi diez mil obras clásicas al acervo que
lleva el nombre de otro inolvidable maestro, don Rubén Bonifaz Nuño.
En dicha ocasión
inaugural, la doctora Vianello expresó: ” Todas las formas de comunicación y
discurso serán experimentadas en la AMEC para lograr nuestros objetivos de
construir una comunidad participativa, informada e integrada por confluencias recíprocas: conferencias, mesas redondas,
cursos, talleres, coloquios, encuentros, congresos, artículos científicos y de
difusión, libros, folletos, traducciones, programas de radio, exposiciones,
visitas guiadas, representaciones o funciones culturales…”
Entretanto ocurre
la difusión de la cultura clásica, sirvan estas líneas para honrar la memoria
de quien logró sembrar en las mentes y los corazones unas semillas que dan su
fruto actualmente, en la medida que se lleva a cabo la compartición de la
cultura antigua como cimiento y proyecto de incalculables resonancias.
Redefinir lo clásico,
convirtiendo la herencia ancestral en fuente de vida académica y cultural en
sentido amplio, es labor que no concluye con el auge de la escolástica y el
pensamiento tradicional en los preámbulos de la Edad Media.
Ese paso, resulta
aportación, entre otras, para el desarrollo de las metas y objetivos
propuestos por la AMEC y su entusiasta e inolvidable inspiradora, la doctora
Vianello, a quien ningún homenaje, a pesar de todo, hará palidecer su
inconmensurable aporte por nuestras aulas y cubículos. Y su inextinguible ejemplo
de creatividad. Y por su brillante desempeño bibliográfico.