Cumplió 150 años
de vida académica la Escuela Nacional Preparatoria. Por ello, la UNAM se ha vestido
de gala por tan preciado aniversario.
Su
rector, el doctor Enrique Graue asistió a la ceremonia del cierre de festejos,
en donde pronunció un discurso de hondas repercusiones institucionales, sin
soslayar la fecha clave de 1968, parteaguas para no pocos universitarios que
expusieron sus propias vidas ante lo que es invocado como un capítulo renovador de la historia de
México.
Asimismo,
en labios del rector se escucharon conceptos relativos al profundo interés de
la seguridad personal de los universitarios, con motivo del caso del
preparatoriano Marco Antonio Sánchez (Plantel 8)
Por
su parte, emotivas fueron las palabras de la directora general de la
Preparatoria, maestra Silvia E. Jurado Cuéllar. Su evocación entrelazada con el
desempeño dentro de las aulas del plantel juarense y barrediano quedaron en los
oídos de los asistentes como una forma de reconocimiento, muy sentido, de su
estancia en la Escuela Nacional Preparatoria de la cual es hoy Directora General.
La
expresión del jefe nato de la UNAM, Enrique Graue, y las palabras externadas por la maestra Jurado
Cuéllar, dejan constancia de la vida permanente de la institución, a partir de
1868 y hasta nuestros días.
El
Presidente Benito Juárez, máximo representante de la transformación jurídica y
educativa del país, apoyado en las ideas renovadoras de don Gabino Barreda, su
primer Director, promulgó el decreto que daría origen al plantel, así como el
doctor Barreda quien llevaría a la práctica; es decir, a la enseñanza propedéutica,
los valores de la autonomía, el significado de la formación laica y su
naturaleza cosmopolita e igualitaria.
A
finales del año anterior se cumplió el Sesquicentenario del Decreto juarista;
este 3 de febrero se ha cumplido el de inicio de clases con un formato
pedagógico: el propuesto por Gabino Barreda en el antiguo Colegio de San
Ildefonso.
A
partir de entonces se convirtió en un ejercicio cotidiano el recurso de acudir a la experiencia científico-natural
en lugar de ir al dogma, al prejuicio y a la fe. Daba comienzo, por fin, a la
enseña abierta, al pluralismo ideológico y, en consecuencia, quedaba sepultado,
de una vez por todas, la educación monástica cuyos efectos aún trataron de
sobrevivir.
Cuatro
décadas más tarde, en 1910, se refundaría la Universidad con el objetivo de
sustituir a la ancestral Pontificia Universidad. Y así, la historia de la
enseñanza superior vería, en retrospectiva, la superación de la metafísica
medieval por obra y gracia de la introducción del método experimental y comprobable.
Jubiloso,
académico, formativo e informativo, han sido estas evocaciones. Las raíces de
la enseñanza integral, laica, libre e igualitaria han sido mostradas con
displicencia y objetividad, a través de los recursos autónomos (libertad de
expresión) en la Universidad y su señera antecesora, con voz de la Escuela
Nacional Preparatoria, la de Juárez y de Barreda. La del México liberal, laico
e igualitario.