Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







domingo, 3 de junio de 2012

IZQUIERDAS Y DERECHAS EN PROCAZ ALIANZA

Nada tienen que perder las izquierdas y las derechas, con las movilizaciones para denostar al candidato del centro, en un sorpresivo giro destinado a imponer su proyecto aliancista en la antesala de los comicios de julio. La representante del PAN ya daba por perdida la ilusión de ocupar la silla que ostenta el sucesor de Fox, mientras el reincidente aspirante a la Presidencia toma su segundo y último respiro para refrendar las esperanzas de sus seguidores. Las marchas juveniles le han venido a poner color y sabor a la competencia electoral. Las proclamas recuerdan, aunque al revés, las demandas del movimiento estudiantil de 1968. Este emergió de las dos casas de enseñanza superior con más abolengo y prestancia: el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Provenía el susodicho estallido de avezados jóvenes no sólo de las aulas más críticas de México. Su discurso estremecía las cuerdas más sensibles de las clases marginadas y alcanzaba a motivar la mente de los ciudadanos abanderados del progreso cultural, socioeconómico y político. La movilización de los últimos días, a contrapelo, se gestó, organizó y salió a las calles (se jura y perjura), desde los espacios de dos instituciones privadas, una (La Ibero) mecida en la cuna de los jesuitas; la otra, emergida del ITAM, prestigiado plantel del que egresan recursos humanos para la administración pública y privada. Nada tiene de malo el hecho de que su alumnado elitista vibre de emoción patriótica por el cambio, pues es conocido el dato de que Engels apoyó económicamente a Carlos Marx con el fin de que publicara su magistral obra, como también es del dominio general que en el seno de la aristócrata familia Kennedy se procrearía el liderazgo renovador, con amplia visión democrática, del extinto hombre de Estado. En 1968, el discurso demoledor se encaminaba a derruir las bases del autoritarismo, interpretando con ese objetivo el clamor de la clase obrera y campesina que aún resonaba desde los rincones serranos de Madera, en Chihuahua. Cierto es que, al paso de los días, la fogosa retórica se transmutó en ofensiva andanada de dicterios interpretada como amenazas y provocación. El discurso actual de “ibéricos” e “itamitas”, con la participación de alumnos de escuelas públicas, sin faltar politécnicos y jóvenes de la UNAM, basa su conformación en interés de persuadir y convencer acerca de sucesos, por sí mismos, ayunos de mérito. Así, por ejemplo, la exigencia de “democratizar” la función de los medios electrónicos, en particular, y el señuelo de convertir en objeto de escarnio y rechazo al candidato a vencer, atribuyéndole todas las desventuras del país. Lo primero, no es sino comedia en la cual los aguerridos impugnadores y los solícitos impugnados (los empresarios de la comunicación) estarían previamente confabulados; lo segundo, va de los buenos o malos deseos a la comisión de actos que no están bajo su alcance. Nos referimos al propósito para defenestrar al mexiquense. Anticipan los movilizadores y movilizados que su lucha no acabará el día de las elecciones. A menos que ganen, los de la Alianza PAN-PRD, como por un ensalmo de los que por cierto no se dan en política. Inclusive difícilmente ocurren ahí en donde los manipuladores de siempre, tratan de hacer de las suyas. Entre líneas habría que suponer que si no gana uno de los suyos, estarían prestos a recrudecer sus movilizaciones con proclamas que pondrían de rodillas a los del IFE y a los del TRIFE, al igual que en el umbroso final de los ochenta. Sin embargo, no hay indicios que explotará, con furia destructiva, el volcán envuelto en humo y cenizas. Esperemos eso.