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Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







miércoles, 24 de agosto de 2011

LA POLÍTICA DEL “COMO SI”: UN VENENO LETAL


                                          Por Federico  Osorio Altúzar
En México la política del “como si” se hace de falacias, imprecisiones y de imágenes la presumible realidad. Se construye con ficciones y metáforas, elementos imaginarios y aun contradictorios entre sí. Hay que vivir como si fuésemos eternos; actuar como si, en efecto, fuésemos legisladores de nuestro personal destino.
El PAN de Felipe Calderón (antes el de Vicente Fox) ha gobernado con arreglo a la política del “como si”.  Hagamos de cuenta, decía el mandatario lúdico, que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Hay pleno empleo, asegura el Presidente en turno; cupo suficiente en las escuelas públicas de todos los niveles; atención médica y fármacos al alcance; seguridad pública en todas partes.
Pero la política del “como si”, expresa el líder priista del Senado, Manlio Fabio Beltrones,  en tono de una delación, es tóxico dañino, letal. Con sus palabras: es veneno para el organismo social.
En la sesión inaugural de la reunión plenaria de los diputados priistas, en Playa del Carmen, Manlio Fabio Beltrones, precandidato a la Presidencia, denunció la estrategia mediática impuesta desde Los Pinos como táctica de comunicación falaz, ambigua y confusa; profusa y difusa. La política del presidente Calderón, argumentó, consiste en tratar de persuadir a los mexicanos de los aciertos durante su gestión presidencial como si lo aparente fuese verdad; es decir, como si el fracaso de los programas de bienestar social fuese logro indiscutible, realidad indiscutible.
El senador por el Estado de Sonora señaló a Felipe Calderón como el responsable de implantar una estrategia triunfalista que va, como lanzadera, de lo aparente a lo inverosímil, del espejismo a la tergiversación, de la falacia a la mentira.
 Por lo que a él se refiere, Beltrones trazó límites y definió su posición partidista, asumiéndola con claridad y mesura en su condición de aspirante a la Presidencia. Hizo  la apología de su organización frente a la pertinaz crítica del PAN sobre un “pasado negro” imputable al Revolucionario Institucional, mostrando inconsistencia y mendacidad por parte del adversario;  desinformación histórica de los impugnadores. Miente el Presidente, aseguró, cuando afirma que el país está suficientemente blindado ante una crisis económica internacional. Miente cuando afirma que se va ganando una guerra contra el crimen organizado con cincuenta mil muertos. Miente cuando sostiene que hay empleo mientras las cifras relativas a subocupación y trabajo informal aumentan cada día.
Asimismo, miente el  PAN al declarar que los 70 años de priismo en el poder son décadas fallidas, de fracasos y tumbos, haciendo gala de amnesia histórica al olvidar su autoría en la creación de instituciones de protección social; la fundación de la banca comercial, industrial y ejidal; el establecimiento de instituciones de educación universitaria y tecnológica de primer orden, así como el de centros de salud pública, y la redistribución de la riqueza con un sentido equitativo y de participación popular.
Si en siete décadas el PRI contribuyó a que este país sea lo que es, si en siete décadas se pasó del México rural al de los umbrales de la modernidad, ¿qué han hecho por su parte los gobiernos panistas en una década en el poder político? Respuesta: derruir lo construido, devastar lo edificado, echar por tierra lo alcanzado.
En 2006, hizo recordar Beltrones, cuando México estaba al borde de la ingobernabilidad, frente a una transición de poderes ensombrecida por las “accidentadas elecciones” de ese año,  fue el PRI garante de fortaleza y certidumbre institucional frente al descrédito de la “administración fallida del presidente Vicente Fox  y por las accidentadas elecciones previas al arribo de Calderón a la Primera Magistratura de la Nación”.