Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







lunes, 4 de diciembre de 2017

BIBLIOTECA NACIONAL Y E N P: LOS BIENES COMUNES

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Entre libros y educación hay un puente que comunica estrechamente. Hay continuidad entre unos y otra. La enseñanza requiere de obras tanto como las páginas editoriales de autores experimentados, formados en todos y cada uno de los espacios del conocimiento. Aquellos confluyen para informar. Esta forma y al propio tiempo informa.
En esto hay hilos de continuidad.
Las instituciones en donde se alojan los libros y la comunicación educativa a menudo registran sucesos insólitos de contigüidad en el tiempo y el espacio.
Así, por ejemplo, y sin ir muy lejos, este año han celebrado sendos sesquicentenarios la Biblioteca Nacional y la Escuela Nacional Preparatoria. Ambas, germinadas y gestadas en tiempos del Presidente Reformador por excelencia, don Benito Juárez. 
El viernes pasado, lo. de diciembre, se efectuó el acto con el cual la UNAM festeja la promulgación de la Ley Orgánica de Instrucción Pública, el documento jurídico más relevante del siglo XIX en materia educativa,  elaborado y decretado por el titular del Ejecutivo.
Como era de esperarse, fue la directora general de la Escuela Nacional Preparatoria, maestra Silvia E. Jurado Cuéllar, quien usó la palabra a fin de comentar el hecho histórico que dio bases para crear la institución que ella reorganiza y coordina y de la que, en su momento, estuvo al frente y poniéndola en acción don Gabino Barreda.
Recordó Jurado Cuéllar cómo el Presidente Benemérito alcanzó la admiración y el respeto, dentro y fuera de nuestras fronteras, por su audacia innovadora contenida en la Ley Orgánica mencionada.
No se olvidan los rasgos sobresalientes del orden normativo liberal que otorgaban a la educación el carácter obligatorio de la gratuidad y el sentido laico en la impartición de la enseñanza básica. Asimismo la naturaleza libre y responsable de la enseñanza media superior y superior por encima de prejuicios y dogmas religiosos o políticos.
De sus palabras se desprende la dignidad y fortaleza de la institución que ha albergado a los talentos personales de centenas y decenas de egresados que han dado lustre a la nación: científicos notables, hombres de Estado, artistas y pensadores ejemplares.
La educación integral que predomina actualmente en los nueve planteles de la Preparatoria son testimonio fehaciente de las bondades de aquella reforma primigenia que sigue dando óptima cosecha en nuestro tiempo.
Informa y al propio tiempo forma la Escuela Nacional Preparatoria en los cauces del humanismo lo mismo que en los de la ciencia natural y en el arte. No descuida, sin embargo, la preparación técnica que deriva de la revolución cibernética de nuestros días.
Sin competir con otras instituciones que egresan personas útiles en áreas industriales y burocráticas o de aplicación inmediata, quienes desempeñan labores profesionales no han descuidado la importancia del taller o de las ocupaciones experimentales.
La autonomía que ampara a los universitarios no se explicaría sin la Ley Orgánicas originaria. El triunfo de la libertad de enseñanza, de investigación y extensión cultural que deviene de la década de los treinta, parte de 1867, de la Ley Orgánica del Presidente Juárez, incluyendo a su cercano colaborador, don Gabino Barreda.
150 años cumple la Biblioteca Nacional al igual que la Preparatoria de la UNAM.
Una y otra, los anaqueles en donde se ubican las obras de los autores de todos los tiempos y en todas las vertientes del saber, y las aulas, auditorios y campos deportivos que configuran a la Máxima Casa de Estudios constituyen un núcleo similar, entendido como bienes comunes.

De este modo, la UNAM ha sido, es y seguirá siendo patrimonio de la Humanidad.