Bienvenido lector:

Federico Osorio Altúzar ha sido profesor de Filosofía en la UNAM y en la ENP (1964-1996) y Editor de la Gaceta de la ENP desde 2004.
Durante 15 años fue editorialista y articulista en el periódico NOVEDADES.
Es maestro en Filosofía. Tiene cursos de Inglés, Francés, Griego y Alemán.
Ha publicado en Novedades, el Heraldo de Chihuahua, El Sol de Cuervanaca, el Sol de Cuautla, Tribuna de Tlalpan, Tribuna del Yaqui, Despertar de Oaxaca y actualmente colabora en la versión en Línea de la Organización Editorial Mexicana (OEM).







viernes, 9 de agosto de 2013

LA UNIVERSIDAD NACIONAL: MATER ET MAGISTRA



Da inicio un capítulo nuevo en la historia de la educación en México. Tras el fragoroso comienzo toma vuelo la reforma desde sus bases y permea el edificio de la enseñanza desde la escuela elemental hasta la cúspide de la pirámide en los centros de formación profesional, pasando por los grados intermedios, técnicos y propedéuticos.
Hace cien años, la militarización decretada por el dictador Huerta tendía un oscuro velo de incertidumbre en centros escolares y de estudios y avanzados en todo lo  ancho y extenso de la geografía nacional. La recién fundada Universidad Nacional era blanco de francotiradores y de grupos de oposición: reaccionarios y progresistas.
1913 fue un año aciago en la crónica de agresiones, la principal dirigida por el dictador en contra de la aún adolescente Escuela Nacional Preparatoria fundada por el doctor  Barreda. Desde el solio del poder, se pretendía convertirla en cuartel, centro de entrenamiento militar y espacio para el ejercicio de las armas en vez de ser espacio para la discusión y propagación de ideas y saberes científicos y humanísticos.
Soldados serían los “alonsiacos” inscritos en lo que fuera Colegio de San Ildefonso; coroneles y sargentos habilitados los maestros de la institución barrediana; presuntos militantes los directivos y administradores al servicio del ejército suplantador. El lema “Amor, Orden y Progreso” acuñado por el discípulo de Comte, se convertía en la consigna dela dictadura: protestad lo que queráis, pero ante todo ¡obedeced!
A un siglo de lejanía, la Universidad inaugura cursos lectivos en su campus académico bajo el régimen de la  autonomía, refrendando en la docencia, la investigación y la extensión cultural el lema positivista de “Amor, Orden y Progreso”, entendido como proclama de nación libre frente a cualquier tutela: religiosa, política e ideológica.
El rector José Narro Robles enaltece la función social de la Universidad al dar como noticia principal la apertura de dos mil quinientos lugares más en las facultades de Estudios Superiores (FES), logro inusitado en la historia reciente de la UNAM.
Por parte de la Escuela Nacional Preparatoria, Silvia E. Jurado Cuéllar, su directora general, enuncia el tradicional mensaje de bienvenida en cada uno de los planteles de la ancestral escuela, invocando la divisa pedagógica acuñada por el doctor Barreda: “Amor, Orden y Progreso”. Lo primero, entendido como “Eros” hacia el conocimiento,  tendencia al cultivo de las ciencias naturales y sociales, así como inclinación hacia la comprensión y ejercicio de la expresión artística. 
“Orden” entendido como conducta o práctica del régimen de derechos y obligaciones, con arreglo al cual las libertades se originan en y por la responsabilidad de todas y cada uno de los sujetos de la acción moral; es decir, de la persona humana. Y finalmente, “Progreso”en todos los órdenes de la cultura a través del diálogo y la discusión,  de la libre investigación y autonomía; en suma individualización del método crítico por medio de la enseñanza-aprendizaje.
La Universidad del siglo XXI reasume su legado histórico. Informa y forma de acuerdo con el principio según el cual “conocer es crear y no reproducir”. Así, y sólo así ha sido, es y seguirá siendo autónoma y soberana en los planos de la enseñanza media y superior, en la investigación básica y aplicada, y en la difusión de la cultura más allá de sus inmuebles académicos.

Es madre y maestra (Mater et Magistra) en toda la extensión de la palabra. Enseña creativamente y preserva en su seno a los mejores. Y los mejores son por su saber, por su disposición al conocimiento innovador y por su voluntad sin límites para compartir la cultura superior con los demás.